Psicología afirmativa LGBT: ¿Qué es?

Psicología afirmativa LGBT: ¿Qué es?

¿Qué es la psicología afirmativa?

 

La Psicología Afirmativa es una especialización dentro de la psicología que, que en España no posee una formación reglada, requiere del conocimiento de las realidades específicas y exclusivas de la diversidad sexual y de género, sus procesos y problemáticas más habituales y de experiencia clínica con el colectivo.

 

Por psicología afirmativa entendemos una rama de la psicología aplicada que se centra en las necesidades y problemáticas características de quienes integran el colectivo LGTBI. Es decir, que se trata de una manera de adaptar el abordaje psicológico a pacientes, parejas y familias desde la sensibilidad a la diversidad sexual y de género.

 

Si bien en un inicio la psicología afirmativa se centraba en ayudar a las personas homosexuales y bisexuales, en las últimas décadas ha ido ampliado su foco incluyendo también a las personas trans, y a todo el espectro LGTBI en general.

 

Ahora bien, la psicología afirmativa no es simplemente terapia sexual, dado que los temas en los que se interviene  van mucho más allá de las prácticas sexuales (aunque las pueden incluir si es necesario). El objetivo siempre está el bienestar emocional de la persona y la capacidad para protegerse del estigma social y los problemas psicológicos que este puede generar.

 

¿QUÉ TRATA LA PSICOLOGÍA LGTBI+?

 

1. Apoyo ante los conflictos familiares

 

Cuando es posible, desde la psicología afirmativa se ayuda a las personas a reconciliarse con sus familias cuando la relación se va visto dañada por los prejuicios, la transfobia, la homofobia… Sin embargo, el objetivo principal es siempre velar por el bienestar de la persona discriminada, que es la parte más vulnerable, combinándose la terapia individual con sesiones de terapia familiar.

 

2. Ayuda para superar la transfobia u homofobia interiorizada

 

El estigma y los prejuicios se interiorizan  haciendo sentir culpable a la persona por lo que siente.

 

Lamentablemente, incluso en los países con mayores índices de aceptación los ataques con violencia física o verbal son relativamente habituales. Muchas veces, estas agresiones se producen incluso durante la infancia, en contextos de acoso escolar, y la llegada a la vida adulta no evita que se puedan volver a repetir situaciones parecidas.

 

Esto puede facilitar que se desencadenen alteraciones psicológicas como la ansiedad o la depresión, así como el trastorno dismórfico corporal. Y es que más allá de las heridas físicas, el paso por estas experiencias contribuye a no estar conformes con el propio cuerpo, a culparse a uno mismo por lo ocurrido, a aislarse socialmente e incluso a tener más dudas sobre la propia identidad.

 

3. Ayuda para resolver dudas

 

Junto con los problemas generados por la discriminación, surgen dudas. Las personas suelen verse solas ante la incertidumbre de su identidad, porque no tienen referentes en los que fijarse, y no entienden lo que les pasa. Por eso, en terapia se solventan dudas y se permite que estas personas se saquen de encima ciertos mitos dañinos.

 

4. Entrenamiento en habilidades sociales

 

Muchas personas marcadas por el estigma de la homofobia o la transfobia se muestran extremadamente tímidas con tal de ocultar su identidad y/o preferencias. Para romper con esta dinámica, suele ser necesario dar apoyo en el desarrollo de habilidades sociales.

 

5. Desarrollar la asertividad

 

Desde la psicología afirmativa se ayuda a las personas a defender sus intereses y puntos de vista, de modo que no se den por buenos ciertos comportamientos discriminatorios.

 

6. Asesoramiento y acompañamiento a la hora de decidir ser madre o padre

 

La maternidad y la paternidad son roles fuertemente mediados por las convenciones sociales; por ello, es normal escuchar muchas críticas acerca de quién debería o no debería tener hijos, y acerca de cuáles son las estrategias de crianza más útiles y cuáles no. Si a esto le añadimos el factor de la identidad sexual y de la identidad de género, a esta presión social hay que sumarle la tendencia a discriminar culturalmente a las minorías que se salen de la norma en estos temas, y la existencia de barreras legales e institucionales que siguen alimentando la idea de que solo se puede tener hijos si se es heterosexual y cisgénero.

 

Por ello, los psicólogos podemos especializarnos en ayudar a las personas que se sientan mal ante la perspectiva de en primer lugar tener que elegir si criar o no a un bebé, y segundo, lidiar con la frustración y la ansiedad que muchas veces provoca el tener que luchar para conseguirlo.

 

7. Aceptación de la propia identidad

 

Finalmente, el proceso de aceptarse a uno mismo contribuye a que las personas pertenecientes a estas minorías se sientan bien con su identidad durante la mayor parte del tiempo, y no solo no la traten como un tabú, sino que normalicen su existencia y así lo muestren en sus relaciones sociales y en la expresión de su sexualidad.

1 Comentario
  • Merce
    Publicado el 19:27h, 20 marzo Responder

    Me gusta mucho!. Gracias🤗🤗🤗😘

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