15 Dic La gestión del tiempo como técnica de estudio
Muchos estudiantes ya se encuentran con los exámenes del primer cuatrimestre a la vuelta de la esquina, y se preguntan cómo pueden mejorar su hábito de estudio, en este artículo os daremos algunos consejos sobre cómo gestionar vuestro tiempo y ser más eficientes a la hora de organizaros.
La importancia de gestionar adecuadamente el tiempo.
Si bien los estudiantes, a diferencia de las personas que trabajan, cuentan con cierta ventaja porque disponen de cierta libertad para organizar su tiempo, esto a veces es más un problema que no una ayuda. A medida que vamos creciendo, los horarios de los centros de estudio son más variables, siendo un claro ejemplo la universidad, habiendo los turnos de mañana y de tarde.
Esto que quiere decir que la organización del tiempo de estudio es responsabilidad de cada uno. El problema de muchos es que, a pesar de tener mucho tiempo para ello, se han adquirido unos malos hábitos de estudio. Es por ello que, y especialmente en el bachillerato y en la universidad, que la etapa de exámenes se vive de forma muy agobiante, y todo esto contribuye a que al no disponer de un plan de estudio, los resultados de los exámenes sean desastrosos.
¿Cómo organizar el tiempo de estudio?
Para poder rendir de la mejor manera en los exámenes, es necesario tener un buen plan de estudio, organizando debidamente el tiempo que se dedica a cada tema de cada asignatura. A continuación veremos algunos consejos que nos ayudarán a cómo organizar el tiempo de estudio mejor.
Tener un calendario
Este consejo, aunque parezca el más simple muchos no lo siguen, es de vital importancia saber cuánto tiempo nos queda para enfrentarnos a los exámenes o a las entregas de trabajos con el fin de que no se nos acumulen. Tener un calendario ya sea digital o en papel.
Crear rutina de estudio
Una vez puestos a ello, es muy importante establecer una rutina de estudio, preferiblemente diaria.
Sea el momento en el que uno sea más productivo, se debe intentar estudiar cada día a partir de la misma hora; así se acostumbra al cuerpo a ponerse manos a la obra cada día.
Priorizar objetivos
Hay tareas que tienen que ser cumplidas antes que otras, y por ello se les debe dar mayor prioridad. Esto puede ser porque se acerca la fecha de la entrega de un trabajo o del examen.
Fijar objetivos realistas a corto y largo plazo
Un objetivo principal puede ser aprobar todas las asignaturas del primer cuatrimestre, pero, este gran objetivo tiene que desglosarse para que se pueda llegar a cumplir.
Por ejemplo, si se tienen tres meses para estudiar 40 temas, una buena forma de abordarlos es encargarse de aprender 4 cada semana. Así, cada mes se logrará tener cerca de una tercera parte de todo el temario, cumpliendo el objetivo final de ver todo el temario.
Planificar descansos y ocio
Estudiar está bien, pero hacerlo de forma constante lleva al inevitable agotamiento. Todo el mundo necesita descansar y desconectar divirtiéndose. Sin embargo, estas pausas pueden ser muy arriesgadas, haciendo que se decida dejar de estudiar y pasarlo para el día siguiente.
Es por ello que, de la misma manera que se planifican las horas de estudio también se debe decidir cuándo hacer una pausa, o tomarse un descanso.
Planificar con antelación
Solo se tendrá éxito si se está bien preparado, y es por ello tan importante planificar con antelación la sesión de estudio.
Ya sea estudiando desde casa o yéndose a la biblioteca, se debe preparar todo el material con suficiente antelación, preferiblemente el día de antes, dado que así se evitará improvisar en el último momento y que se olvide algún apunte o libro importante.
Estudiar en el espacio adecuado
El lugar en el que se estudia puede ser fuente de concentración o, una fuente de distracciones. El lugar más adecuado siempre será la biblioteca, preferiblemente a solas. Si se decide estudiar con amigos, se debe hacer un esfuerzo conjunto y no entretenerse los unos con los otros.
Evitar interrupciones
Si se decide estudiar en casa, debemos tener cuidado con las interrupciones de familiares o compañeros de piso, además de asegurarse de tener el móvil fuera de la mesa en la que estemos trabajando.
También, en caso de estudiar con un ordenador, evitar las redes sociales o páginas que puedan suponer algún tipo de entretenimiento.
Coherencia en el reparto de tareas
No todas las materias requieren del mismo tiempo de estudio, dada su diferente dificultad y extensión. También puede ser el caso que a uno le cueste más una asignatura.
Primero se deben clasificar las materias en función de su dificultad, y decidir dedicarle más tiempo a las más difíciles para dejar las más fáciles para el final del día o de la semana.
El tiempo a dedicar a cada asignatura dependerá de la proximidad de las fechas de examen o entrega.
Ir de materias más complejas a más simples
El cerebro, al igual que con los músculos, se acaba cansando tras realizar una actividad. Es por ello que es mejor ir en descenso, de lo más difícil a lo fácil, dado que al hacerlo al revés se corre el riesgo de no llegar hasta el final.
Repasar, repasar y repasar
Y, como no, el consejo final de este artículo es el de repasar una y otra vez lo estudiado.
El repaso no únicamente sirve para asentar los nuevos conocimientos, sino también hace que se sea más consciente de sus detalles y, en caso de haberlos, detectar posibles errores que se hayan cometido a la hora de elaborar los apuntes.
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