El trastorno obsesivo-compulsivo es un trastorno crónico común en el que la persona tiene pensamientos recurrentes (obsesiones) y, en respuesta a estas obsesiones, tienen comportamientos (compulsiones) que siente la necesidad de repetir una y otra vez.
La persona que lo sufre puede ignorar o detener sus obsesiones, pero eso solo aumenta la angustia y la ansiedad. A pesar de los esfuerzos para ignorar o eliminar los pensamientos o necesidades que le molestan, estos vuelven una y otra vez.
El TOC suele centrarse en determinados temas, por ejemplo, un miedo a contaminarse con gérmenes. Para aliviar el miedo a contaminarse, puede que te laves las manos compulsivamente hasta que estén doloridas y agrietadas.
Si tienes TOC, tal vez sientas pena y vergüenza por la enfermedad, pero el tratamiento puede ser eficaz.
¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS DEL TRASTORNO OBSESIVO-COMPULSIVO?
Las personas con trastorno obsesivo-compulsivo pueden tener obsesiones, compulsiones o ambas cosas. Algunas personas con este trastorno también tienen un trastorno de tics. Los tics motores son movimientos repentinos, breves y repetitivos, como parpadear excesivamente, hacer muecas faciales, encoger los hombros o sacudir la cabeza o los hombros. Entre los tics vocales más comunes están carraspear la garganta, olfatear fuertemente o hacer ruidos como gruñidos.
Las obsesiones pueden incluir:
- Tener miedo a los gérmenes o a contaminarse
- Tener ansiedad de perder o extraviar algo
- Preocuparse de que alguna cosa mala le ocurre a sí mismo u a otros
- Tener pensamientos no deseados y tabúes sobre el sexo, la religión u otras cosas
- Mantener las cosas simétricas o en orden perfecto
Las compulsiones pueden incluir:
- Limpiar o lavar excesivamente una parte del cuerpo
- Mantener o almacenar objetos innecesarios
- Ordenar o arreglar las cosas de una manera particular y precisa
- Comprobar repetidamente las cosas, como asegurarse de que la puerta esté cerrada o que el horno esté apagado
- Contar repetidamente las cosas
- Querer ser tranquilizado constantemente
Además, se deben cumplir las siguientes condiciones:
- Las obsesiones o compulsiones consumen mucho tiempo (más de una hora por día), o causan una intensa angustia o interfieren en forma significativa con las actividades diarias de la persona.
- Los síntomas no se deben al consumo de medicamentos u otras drogas ni a otra afección.
- Si la persona padece otro trastorno al mismo tiempo, las obsesiones o compulsiones no se pueden relacionar tan solo con los síntomas del trastorno adicional. Por ejemplo, para recibir el diagnóstico del TOC, una persona que padezca un trastorno de la alimentación también debe tener obsesiones o compulsiones que no se relacionen solo con los alimentos.
TRATAMIENTO DEL TOC
Hay básicamente dos tipos de tratamientos para tratar el TOC: los tratamientos psicológicos y los tratamientos farmacológicos.
Tratamiento psicológico. El más eficaz es el que se denomina exposición con prevención de respuesta que consiste en enseñar a la persona a afrontar el malestar, ansiedad que le provocan las obsesiones y aprender a dejar de hacer las compulsiones. La exposición con prevención de respuesta forma parte de un tipo de tratamiento psicológico que se llama terapia cognitivo conductual y la realiza un profesional especializado en este tipo de tratamiento. Hay otros tipos de tratamientos psicológicos, centrados más en apoyar a la persona, o buscar la causa del trastorno, pero en general no se ha visto que estos tratamientos psicológicos sean útiles en la mayoría de personas con TOC.
Tratamiento farmacológico. Los más utilizados son los antidepresivos, concretamente los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina. A pesar de su nombre, los antidepresivos no se usan solo en personas que tienen una depresión, sino que son eficaces en muchos trastornos mentales (incluyendo el TOC). En general, se considera que las dosis para tratar adecuadamente el TOC son superiores a las que se dan a personas con depresión.