La obesidad infantil es una enfermedad grave que afecta a niños y adolescentes, el exceso de peso suele provocar que los niños comiencen a tener problemas de salud que antes se consideraban exclusivos de los adultos, como diabetes, presión arterial alta y colesterol alto. Muchos niños obesos pueden desarrollar la obesidad en la etapa adulta, especialmente si uno o ambos padres son obesos. La obesidad infantil también puede derivar en baja autoestima y depresión.
Una de las mejores estrategias para combatir la obesidad infantil es mejorar los hábitos de la alimentación y realizar ejercicio físico. El tratamiento y la prevención de la obesidad infantil ayudan a proteger la salud de tu hijo tanto ahora como en el futuro.
FACTORES DE RIESGO
Muchos factores, aumentan el riesgo de que tu hijo tenga sobrepeso:
- Dieta: si tu hijo come alimentos con alto contenido calórico, como comidas rápidas, bollería industrial y bocadillos de máquinas expendedoras, puede aumentar de peso. Además cada vez hay más evidencias que apuntan a las bebidas azucaradas, entre los cuales se encuentran los zumos de fruta, como culpables de la obesidad en algunas personas.
- Falta de ejercicio: los niños que no hacen mucho ejercicio tienen más probabilidades de aumentar de peso porque no queman calorías. También contribuye al problema, pasar demasiado tiempo dedicado a actividades sedentarias, como ver la televisión o jugar videojuegos.
- Factores hereditarios: si tu hijo proviene de una familia de personas con sobrepeso, es más probable que suba de peso. Esto es especialmente cierto en un entorno donde siempre hay alimentos disponibles que son ricos en calorías y no se fomenta la actividad física.
- Factores psicológicos: el estrés personal, de los padres y de la familia puede aumentar el riesgo de un niño de padecer obesidad. Algunos niños comen en exceso para enfrentar los problemas o para lidiar con las emociones, como el estrés, o para combatir el aburrimiento.
PAUTAS PARA PREVENIR LA OBESIDAD INFANTIL
No todos los factores que influyen en el riesgo de obesidad podemos controlarlos (por ejemplo, el condicionante genético), pero hay otros muchos que podemos modificar desde edades muy tempranas.
Comer de forma más saludable:
- Más frutas y verduras y cereal integral poco procesado.
- Adapta los tamaños de las porciones según la edad.
- Tener orden en las comidas.
- Evitar el picoteo y sentarse todos juntos a comer cuantas más veces mejor.
- Evitar o limitar los alimentos calóricos con bajo interés nutricional: chuches, bollería industrial y refrescos azucarados.
- Come en familia tanto como sea posible.
- Limita la cantidad de veces que comen fuera de casa, en especial en restaurantes de comida rápida; cuando lo hagan, enseña a tu hijo a elegir las opciones saludables.
Más actividad física:
- Limita las horas frente a la televisión o a una pantalla a menos de 2 horas al día para los niños mayores de 2 años y no permitas que los niños menores de 2 años vean televisión.
- Realizar actividades al aire libre.
- En los niños más mayores, al menos una hora diaria de actividad física intensa.
- Ir al colegio caminando o en bici.
EL PAPEL DEL PSICÓLOGO EN LA OBESIDAD INFANTIL
El psicólogo en un primer lugar va evaluando que es lo que le ocurre al niño o adolescente, que sucede en la familia, en qué áreas se ha de intervenir. Una vez que ya ha detectado la raíz del problema, se interviene tanto de forma individual con él niño o adolescente, como con los padres y familiarmente.
EL OBJETIVO DEL PSICÓLOGO EN LA OBESIDAD INFANTIL
Como se acaba de mencionar, el fin no es simplemente bajar de peso, sino lograr un mayor bienestar y satisfacción del niño y de la familia. Debemos tener en cuenta que los cambios que se introducen al principio pueden parecer extraños y “poco naturales”, a veces también lentos; pero si somos capaces de tener paciencia, pueden ser una gran fuente de crecimiento puesto que el objetivo no es únicamente bajar de peso, sino aprender a tener unos hábitos de alimentación saludables.